martes, 20 de octubre de 2009

el templo de lo inconcluso,


Se acumulan las angustias, se paralizan las lenguas en un ponzoñoso piquete de silencio se rompen las imágenes, la contemplación se destempla y presurosas escapan las percepciones como partículas de polvo al viento, los transeúntes se atiborran, algunos traen sus ojos abiertos en busca de pigmentos urbanos o celestes o fragmentos de algo que embolataron, otros llevan sus pupilas atestadas, llenas de pútrida descomposición que es ocasionada por la nulidad del espacio intimo atrás de la piel, por el no oxigenamiento de la mierda con la que diariamente se embuchan los despistados espíritus.

Una a una brotan las grandes manos de las ruinas de lo inconcluso, las magnas bocas saborean el beso metafórico y proyectan gritos olorosos a tinta a pistas de alguna insólita elucubración sobre sueños que pasan a contra luz y solo dejan ver sus siluetas amorfas…

Entonces en algún espacio proliferaran los ojos, manos y bocas capases de embelesarse con la observación quieta del movimiento y reconstruirán el templo de lo inconcluso, libertad y sueño…

El avechucho.

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